Inocencia

Es un término que describe la carencia de culpabilidad (inocentia, en latín) de un individuo con respecto a un crimen. Puede también ser utilizada para indicar una carencia general de culpabilidad con respecto a cualquier clase de crimen, de pecado o de fechoría.

La inocencia es de igual manera en muchas ocaciones la falta de conocimiento sobre una visión. En contraste con la ignorancia, la inocencia se toma generalmente como un término positivo, denotando una visión dichosamente positiva del mundo, en particular una en que la carencia de conocimiento proviene de una carencia de maldad, mientras que el mayor conocimiento proviene de hacer mal.

Y ordenó el Señor Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer,

pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el que de él comas, ciertamente morirás. Génesis 2:17 .

En la creación del hombre la inocencia de Adan y Eva , los llevaban a una dependencia de DIOS, hasta que la curiosidad los llevó a probar de dicho árbol y se descubrió el conocimiento, que tubo como resultado la muerte.

La inocencia de un niño en sus primeros años, es muy pura he inocente, ya que carecen conocimiento de la vida, no hay maldad, sabe olvidar pronto cualquier ofensa y siempre buscará las caricias de sus padres, a pesar que los regañen.

En aquel momento se acercaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Quién es, entonces, el mayor en el reino de los cielos? Y El, llamando a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así pues, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe. Pero al que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le sería que le colgaran al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que se ahogara en lo profundo del mar. Mateo 18:6.

De hay que Jesucristo vio la importancia que los adultos seamos como los niños, sin pecado ni maldad, buscando las caricias De Dios Padre, que nos consuela y perdona.

El siendo inocente de pecado se crucificó para limpiarnos de toda maldad.

Por lo cual El también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de El se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos.

Porque convenía que tuviéramos tal sumo sacerdote: santo, inocente, inmaculado, apartado de los pecadores y exaltado más allá de los cielos, que no necesita, como aquellos sumos sacerdotes, ofrecer sacrificios diariamente, primero por sus propios pecados y después por los pecados del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, cuando se ofreció a sí mismo. Hebreos 7:27.

Oración: Jesucristo, Tu sangre inocente que derramaste en la cruz me limpia de toda maldad, purificándome en un nacimiento nuevo, lleno de inocencia para salvación. Amén.

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