La Siembra y la Cosecha.
Lo que tu siembras en tu vida estos recoges. Ya que somos personas capacitadas de llevar acabo una siembra permanente, en nuestra forma de actuar y comportarnos.
De hay la importancia de reconocer donde esta el terreno donde sembramos, ya que en si sabemos escoger podremos dar muchos frutos.
Toda siembra tiene un trabajo que realizar, y no sólo es ver el terreno, sino preparado para su cosecha, estando pendiente de el y de sus necesidades de abonarlo.
Un día Jesús nos hablo esta parábola:
He aquí, el sembrador salió a sembrar;
y al sembrar, parte de la semilla cayó junto al camino, y vinieron las aves y se la comieron.
Otra parte cayó en pedregales donde no tenía mucha tierra; y enseguida brotó porque no tenía profundidad de tierra;
pero cuando salió el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.
Otra parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron y la ahogaron.
Y otra parte cayó en tierra buena y dio fruto, algunas semillas a ciento por uno, otras a sesenta y otras a treinta.
Reflexión. Si descuidas tu semillas, perderás tu cosecha. Aprende a sembrar bien y recogerás frutos.
Si plantas bondad, cosecharás amigos.
Si plantas humildad, cosecharás grandeza.
Si plantas perseverancia cosecharás felicidad.
Si plantas perdón, cosecharás la reconciliación.
Si plantas esperanzas, cosecharás fe.
Si plantas esfuerzos, cosecharás tus objetivos.
Si plantas trabajo, cosecharás el éxito.
Si plantas honestidad, recogerás confianza.
Si siembras amor, recogerás bendiciones.
Palabras de Jesucristo. A todo el que oye la palabra del reino y no la entiende, el maligno viene y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es aquel en quien se sembró la semilla junto al camino.
Y aquel en quien se sembró la semilla en pedregales, éste es el que oye la palabra y enseguida la recibe con gozo; pero no tiene raíz profunda en sí mismo, sino que sólo es temporal, y cuando por causa de la palabra viene la aflicción o la persecución, enseguida tropieza y cae .
Y aquel en quien se sembró la semilla entre espinos, éste es el que oye la palabra, mas las preocupaciones del mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se queda sin fruto.
Pero aquel en quien se sembró la semilla en tierra buena, éste es el que oye la palabra y la entiende, éste sí da fruto y produce, uno a ciento, otro a sesenta y otro a treinta.
Tiempo de Pensar. Cuida bien tu huerta donde has sembrado, y abra abundancia de alimento en tu vida.
Oración. Señor plantar en tu viña es recoger frutos de esperanza, por esto se que tu palabra es una semilla llena de fe y amor, que cubrirá de perdón mi vida. Amén.