EL ABANDONO Y DIOS

SALMO 27: 10-13

Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me mantendrá cerca. Enséñame cómo vivir, oh Señor. Guíame por el camino correcto, porque mis enemigos me esperan. No permitas que caiga en sus manos. Pues me acusan de cosas que nunca hice; cada vez que respiran, me amenazan con violencia. Sin embargo, yo confío en que veré la bondad del Señor mientras estoy aquí, en la tierra de los vivientes.

Tiempo de meditación.

Sentir el abandono de nuestra pareja, de nuestros padres en la infancia o incluso de la propia sociedad, genera una herida que no se ve, pero que uno siente latir cada día. Porque es una raíz arrancada, un vínculo roto por donde antes se nutrían nuestras emociones y nuestra seguridad. Ahora bien, hay un aspecto que debemos tener en cuenta: el abandono no solo se produce por una ausencia física. El abandono más común es aquel donde deja de existir una autenticidad emocional, ahí donde aparece el desinterés, la apatía y la frialdad. La percepción de este vacío no tiene edad, es algo que todo niño va a percibir y que por supuesto, llega a devastar a cualquier adulto. Cuando nos sentimos que estamos solos y nuestras cuerpo se desgastan ya que vemos que estamos haciendo el esfuerzo sin ninguna ayuda, de igual manera nos sentimos abandonados.

Tiempo de reflexión.

Una de las mayores estrategias del enemigo es hacernos sentir que estamos perdiendo la lucha y que estamos abandonados por aquellos en quien hemos confiado. En medio de esa soledad nuestra esperanza debe estar puesta en el único que esta siempre presente para ayudarnos a no sentirnos solos ; ese es Dios.

Dios es tan rico en gracia y bondad que compró nuestra libertad con la sangre de su Hijo y perdonó nuestros pecados. Él desbordó su bondad sobre nosotros junto con toda la sabiduría y el entendimiento. Efesios 1:7 -8.

La herida del abandono debe curarse prestando una especial atención a la autoestima y, por encima de todo, siendo capaces de perdonar, de liberarnos de ese pasado como quien corta el hilo de un globo muy oscuro y lo deja ir. Aunque obviamente, ese es un paso muy difícil de llevar a cabo. De ahi que debemos mantener siempre firme una esperanza y esta se manifiesta cuando nos alimentamos de la Palabra de Dios, ya que ella siempre sera nuestra guía, será la que nos Dara la fuerza necesaria , para aprender a luchar. Por esto mira y observa la naturaleza ella nunca esta sola en medio de cualquier dificulta o temporada, Dios la vuelve a fortalecer después de cualquier adversidad, restableciéndola y brillando de nuevo.

¡Hasta un árbol tiene más esperanza! Si lo cortan, volverá a brotar y le saldrán nuevas ramas. Job 14:7.

Tiempo para actuar.

Tu codependencia debe estar siempre puesta en la manos de Dios, quien es fiel para mostrarte el camino correcto de la vida. De esa manera deberás aprender a cuidarte , priorizando cada dia de todo lo que te esta rodeando, tus seres queridos y amigos, aquellos que te valoran y respetan , para no sentirte solo: Dios siempre pondrá a tu lado personas que te entenderán y te darán un consejo sabio para que no te sientas solo o abandonado.

Por todos lados nos presionan las dificultades, pero no nos aplastan. Estamos perplejos pero no caemos en la desesperación. Somos perseguidos pero nunca abandonados por Dios. Somos derribados, pero no destruidos. 2 Corintios 4:8-9.

Algo tan esencial como aprender a valorarnos a nosotros mismos, de priorizarnos cada día para desconectarnos poco a poco de la ira y del resentimiento, nos permitirá dejar de ser cautivos de las heridas del ayer. La memoria no puede borrar las tristezas del pasado, más Dios puede darles calma y sosiego como quien ve un río discurrir. Todo pasa, y aunque las piedras más frías y oscuras permanezcan en el fondo, el agua discurre clara y pura sobre ellas. Podemos empezar de nuevo.

Tiempo de pensar.

Tu no estas solo. Es solo aprender a valorar las enseñanzas de Dios para llenar tus vacíos.

ORACIÓN

Señor. Gracias te doy cada dia por llenar mi vida de bendiciones y no sentirme solo: enséñame a valorar las personas que verdaderamente están por mi, aquellas que luchan conmigo en los tiempos difíciles como en los buenos, sabiendo y entendiendo que debo de priorizar mis relaciones , para aprender a vivir acompañado en la vida. Amén.

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