No hay mayor aliento que una palabra de consuelo, en medio de una adversidad o derrota. Por esto no has perdido, si no que has aprendido a vivir.
Consolar es la acción de tranquilizar a una persona cuando se encuentra afligida por algún motivo. Se puede dar consuelo a un enfermo que padece algún dolor, al que afronta una situación familiar difícil, a un amigo que sufre un desengaño, en definitiva, a cualquier persona que tiene algún problema físico, emocional o de otra índole. Cuando recibimos consuelo nuestro cuerpo desanimado , se siente agradecido, es como una sombra que nos arropa , para no sentir el fuego de la prueba. Esta es la clave para cambiar nuestras batallas a un sentido de paz interna, donde nuestras emociones se controlan, por medio de una fortaleza Divina.
Mis ojos desfallecen esperando tu palabra, mientras digo: ¿Cuándo me consolarás? Salmos 119:82 .
Cuando estamos atravesando momentos difíciles o situaciones adversas, en muchas ocasiones necesitamos escuchar un buen consejo de consuelo, o una visita, un abrazo o decir un té quiero. Que podrá restaurar nuestro ánimo y en muchas ocaciones ser fortalecidos. La vida costa de una sucesión de altibajos, emocionales, sin embargo Dios nos llama a ser como los árboles plantados junto a un rio, cuya estabilidad permite que sus hojas no caigan sin importar las inclemencias el tiempo. En medio de una gran prueba una palabra de animo es como una luz que se enciende en la oscuridad, para tranquilizar nuestra vida y poder restaurar la confianza. De ahi que el mejor consuelo sale de la boca de Dios y con el siempre encontraremos una esperanza.
Porque tu justicia, oh Dios, alcanza hasta los cielos, tú que has hecho grandes cosas; oh Dios, ¿quién como tú?. Tú que me has hecho ver muchas angustias y aflicciones, me volverás a dar vida, y me levantarás de nuevo de las profundidades de la tierra. Aumenta tú mi grandeza, y vuelve a consolarme. Salmos 71:19-22.
El consolar, es la actitud de un ser humano, que puede tener la capacidad de dar aliento y fortalecer a otra persona, cuando vemos la necesidad y la angustia del prójimo, que está sufriendo por un dolor causado por una circunstancia adversa, que lo lleva a un sufrimiento, ya sea externo o interno. Posiblemente tú también hayas pasado esos momentos terribles donde sientes que caes en un abismo sin fondo: el pasillo de un hospital, el último adiós en un frío cementerio, el vencimiento de tu hipoteca, la decepción amorosa, la traición. Mas, ¿quien te consolara en medio de tu aflicción?. ¿ En quien te refugiaras?. ES en esos momentos que muchos toman decisiones equivocadas, ya que recurren a buscar consuelo en las drogas, mas esto no cambia el problema más bien te sumerge mas , en la angustia y el tormento.
Estas dos cosas te han acontecido, ¿quién te confortará?; desolación y destrucción, hambre y espada, ¿quién te consolará? Isaías 51:19
El consuelo del Eterno, trae sanidad, libertad y llena nuestro ser interior de fe; de ahí la importancia de acercarnos a conocer su Palabra, quien es la que nos alienta y nos conforta, trayendo un consuelo a nuestra alma angustiada. Esto comienza aceptando al ser consolado por medio del Espíritu Santo, quien es el que nos traerá la verdad de Jesucristo, con el cual nos proporcionara restauración a nuestra vida.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en toda tribulación nuestra, para que nosotros podamos consolar a los que están en cualquier aflicción con el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios. 2 Corintios 1:3-4.
Posiblemente digas, es sencillo decirlo, pero te puedo garantizar que ninguna persona que busca a Dios en los momentos de aflicción angustia y desanimo, es echado a un lado, pues El mantiene nuestra lámpara encendida, así que confiadamente, aun sin fuerzas, siempre gira tu mirada a buscar su luz. Descansa en el Señor, EL té consolará y restaurará tu aflicción.
ORACIÓN .
Dios . Permítame depositar todas mis penas a ti, quien me darás consuelo para a mis aflicciones, trayéndome fe, esperanza y paz. Para seguir caminando seguro en mi vida. Amén.