NO TE AFLIGES. SOLO HAY QUE CREERLE.

La aflicción es como cuando se prende una hoguera y va consumiendo cada palo hasta quedar completamente carbonizado y en cenizas. Mas solo DIOS es el bombero.

Cuando una aflicción toca a nuestro cuerpo genera un dolor físico o a un dolor moral , que causa en ambas un sufrimiento. Mas quiero hoy enfocarme en la aflicción moral , esta es la que agota el alma, debido a no poder sobrepasar una gran prueba emocional. Con la cual la tristeza se refleja , llevando al cuerpo a estar acongojado. Estar afligido implica mucho sentimiento y es algo más duradero que entristecerse por algo. Aunque se pueda amar a los demás estando afligido, este estado puede desencadenar en el odio y en el enfado. Es el dolor interno causado por la falta de olvidar o perdonar lo sucedido. Es un recuerdo constante con el cual lucha las emociones en medio de la prueba que se esta viviendo.

Porque la aflicción no viene del polvo, ni brota el infortunio de la tierra; porque el hombre nace para la aflicción, como las chispas vuelan hacia arriba. Job 5:6-7.

Más debemos entender las causas que generan las aflicciones. Cuando una persona esta molesta por la actitud de otra, esto genera un dolor o sufrimiento ya que se siente afectada por su comportamiento inadecuado. De igual hay quienes están afligidos , por que no han podido superar una pérdida, ya sea de un ser querido o de un trabajo. La tristeza los abarca y la angustia, por que el futuro es incierto, esto los desmoraliza, cayendo a un estado de estrés, debido al proceso de la vida que tienen que enfrentar. Ahora cuando estamos afligidos por causa de una enfermedad incierta, donde los doctores determinan un estado de salud del cuerpo, que quizás para la ciencia es irreversible. Es ahi donde la angustia se refleja y el dolor forma parte de una gran tristeza, que aflige al cuerpo y al alma.

Acecha en el escondrijo como león en su guarida; acecha para atrapar al afligido, y atrapa al afligido arrastrándolo a su red. Salmos 10:9.

Ahora los hombre fuimos creados para vivir tribulaciones, y pruebas en cada etapa de nuestra vida, estas nos acompañarán en el crecimiento continuo hasta llegar a la eternidad. Mas debemos de saber que si Dios las permite es para crecer en lo espiritual. Donde la fe, la esperanza y el amor, jugarán una gran enseñanza de formación. Donde encontraremos que no estamos solos y que siempre habrá alguien que se esmera por restituirnos en medio de la aflicción y es el Señor.

Por cuanto yo estoy afligido y necesitado, el Señor me tiene en cuenta. Tú eres mi socorro y mi libertador; Dios mío, no te tardes. Salmos 40:17.

Cuando tu corazón se sienta afligido, clama a Dios, así sabrás que El estará a tú lado para darte la seguridad y la certeza de una fe basada en una esperanza viva, que te producirá un gran gozo, con que vencerás la aflicción, por medio del nombre que es sobre todo nombre, el de Jesucristo.

Por tanto, ahora vosotros tenéis también aflicción; pero yo os veré otra vez, y vuestro corazón se alegrará, y nadie os quitará vuestro gozo. En aquel día no me preguntaréis nada. En verdad, en verdad os digo: si pedís algo al Padre, os lo dará en mi nombre. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea completo. Juan 16:22-24.

Debemos tener paciencia a fin de poder soportar el dolor y la aflicción sin quejarnos ni desalentarnos, reforzándonos espiritualmente. Esto debe ser constante, para generar una confianza segura en el Señor. Ya que la paciencia será la compañera constante en la jornadas de tormentas, donde nos traerá claridad y seguridad de que Dios existe y nos puede librar de la aflicción. Esto es si le creemos de verdad. Por esto. La aflicción te da tristeza , pero buscarlo te producirá gozo. Y creer en DIOS. Es poder entender los procesos de la vida. Y es saber que cada uno de ellos nos forman en LA FE, LA ESPERANZA Y EL AMOR.

ORACIÓN

Señor JESUCRISTO. Calma mi corazón afligido y angustiado, llena mi ser de gozo y confianza , sabiendo que tú estarás siempre a mi lado para apagar cada fuego de mis emociones encendidas. Amén.

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