No dejes que la melancolía agite tu entusiasmo. Ni el pesimismo destruya lo que has construido. Levántate ya, y supera ese estado anímico. Recuerda solo tú puedes vencer la tristeza , mirando toda la felicidad que te rodea.
La tristeza es un sentimiento frecuente que se puede presentarse en diferentes grados de intensidad, desde la tristeza pasajera que finaliza cuando la causa que la ocasionó desaparece por lo que puede durar minutos u horas, o la tristeza profunda o intensa que puede persistencia. Es un estado anímico que ocurre por un acontecimiento desfavorable que suele manifestarse con signos exteriores como el llanto, pesimismo, melancolía, falta de ánimo, baja autoestima, en otros estados de insatisfacción. La persona triste experimenta entre otros efectos un aumento del tono muscular, aunque tiene un ritmo respiratorio estable su amplitud respiratoria es mayor, un aumento de la tasa cardiaca, la presión sanguínea, la conductancia de la piel, etc.
Pues mi vida se gasta en tristeza, y mis años en suspiros; mis fuerzas se agotan a causa de mi iniquidad, y se ha consumido mi cuerpo. Salmos 31:10.
Existen diferentes motivos que desencadenan sentimientos de tristeza como una desilusión amorosa, pérdida de un empleo, muerte de un amigo, familiar, o mascota, enfermedad, nostalgia, insatisfacción personal, y otras situaciones que sean consideradas de modo negativo por el individuo.
¿De quién son los ayes? ¿De quién las tristezas? ¿De quién las contiendas? ¿De quién las quejas? ¿De quién las heridas sin causa? ¿De quién los ojos enrojecidos? Proverbios 23:29.
En este sentido, la tristeza, supone una fijación de pensamientos pesimistas y tristes, sensación de inferioridad en relación a los demás, pérdidas de interés en la labor profesional, doméstica y afectiva. El término tristeza es sinónimo de melancolía, pesimismo, nostalgia, desconsuelo, abatimiento, etc. Por su parte, lo antagónico de tristeza es la alegría, siendo un estado de ánimo ocasionado por acontecimientos favorables que produzcan buen estado de ánimo, sonrisas, etc.
En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, pero el mundo se alegrará; estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. Cuando la mujer está para dar a luz, tiene aflicción, porque ha llegado su hora; pero cuando da a luz al niño, ya no se acuerda de la angustia, por la alegría de que un niño haya nacido en el mundo. Juan 16:20-21.
Estar en un estado de tristeza, nos lleva a estar desconsolados por la pena que estamos sufriendo, nos produce nostalgia y sentimientos encontrados, ya que nuestras emociones están reflejando lo que estamos sintiendo, y nuestro cuerpo se descompone en medio de la nostalgia. Para poder vivir la tristeza de una manera sana, es imprescindible permitirnos estar tristes, e iniciar el proceso de aceptar el dolor, aceptar que podemos experimentar y expresar la tristeza para poder procesarla, y poder pasar a otra emoción. Seremos capaces de poder superar la tristeza si aceptamos nuestras realidades y no nos dejamos llevar por las emociones. De ahi que la tristeza nos pone en contacto con nosotros mismos, donde tendremos que tener la capacidad de reflexionar y meditar, que no hemos perdido, si no que heos aprendido a hacerle frente a la vida.
Los lazos de la muerte me rodearon, y los terrores del Seol vinieron sobre mí; angustia y tristeza encontré. Salmos 116:3.
Es triste aprender a desprenderse de un ser querido, ya se por causa de muerte o de que partió a otro lugar, sus recuerdos maravillosos donde compartimos con ellos , nos producen tristeza, sintiendo el vacío de su presencia. Más si nos acercamos a Dios, podremos ser fortalecidos y reconstruiremos la fuerza para superar toda aflicción. Seremos consolados por su amor infinito y recuperaremos nuestro estado anímico.
Acercas a Dios y El se acercará a vosotros. Limpiad vuestras manos, pecadores; y vosotros de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, lamentad y llorad; que vuestra risa se torne en llanto y vuestro gozo en tristeza. Santiago 4:8-9.
La tristeza tiene su tiempo, pero hay que aprender a combatirla, para no caer en una depresión, es necesario buscar el consuelo de Dios quien nos ayudará a encontrar la salida de nuestra angustia, trayéndonos paz a nuestro corazón, que es el antídoto de la tristeza. El reto es poder reconocer la tristeza en el cuerpo, dejarla sentir, no censurarla cuando la veo, permitir su expresión, dando espacios físicos para compartirla, hablar de los que nos pasa, y poder estar en compañía del otro con esta tristeza, sin intentar evadirla. Y por último, dejar que pase, y no quedarnos bloqueados y enganchados en esta emoción.
La mejor manera de aliviar el dolor, es siendo capaz de alumbrar el camino de otros por medio del poder que Dios nos otorga, para dar consuelo y calor humano. Poder expresar lo que sentimos nos ayuda a sentirnos mejor. La tristeza es una emoción que nos invita a la reflexión, al recogimiento al estar en contacto con nosotros mismos.
Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por medio de quien también hemos obtenido entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Romanos 5:1-2.
La tristeza nos sumerge hasta llegar ahogarnos; pero la Paz de Dios es nuestro antídoto y salvavidas , y es quien nos convertirá nuestro lamento en gozo.
ORACIÓN.
Señor. Calma mi afición y mi angustia que ha producido en mi corazón tristeza, lléname de TÚ verdad quien es la que sanara mi alma afligida, trayéndome paz y esperanza a mi vida. Amén.