No importa con qué estés luchando, es posible experimentar la plenitud emocional, relacional y espiritual. Más alcanzar una vida plena es corregirnos y vivir para lo que Dios nos creo.
Quiero identificar tres clases de plenitudes , para que te examines en tu vida.
1. La plenitud del vaso, que retiene y no da; Son personas que se dedican a almacenar titulos y virtudes intelentuales de todo tipo,sin una sabiduria interior propia. Son servidores de su egoísmo.
2. La del canal, que da y no retiene; Son personas que se desgasta en palabras, que se pasa la vida haciendo y haciendo cosas. Padecen la neurosis de la acción, , creen estar sirviendo a los demás, pero su servicio es, a veces, un modo de calmar sus picores de alma. Dan y no retienen. Y después de dar, se sienten vacíos.
3. La de la fuente, que crea, retiene y da; Son personas que dan de lo que han hecho sustancia de su alma, que reparten como las llamas, encendiendo la del vecino sin disminuir la propia, porque recrean todo lo que viven y reparten todo cuanto han recreado. Dan sin vaciarse, riegan sin decrecer, ofrecen su agua sin quedarse secos.
Hoy en día, muchas personas luchan con niveles de ansiedad, dolor, duda, culpa y vergüenza sin precedentes. Gran parte de la disfunción y la desconexión que experimentamos en la vida proviene de heridas relacionales y emocionales no resueltas. Estas heridas nos dejan con anhelos dados por Dios insatisfechos que tratamos de satisfacer mediante comportamientos y relaciones poco saludables. Sin embargo, nuestras luchas no son aleatorias; son señales que, cuando se atienden, pueden allanar nuestro camino hacia una vida próspera. El hombre es verdaderamente hombre, vive en plenitud su existencia, sólo en la medida en que se encuentra orientado hacia algo o alguien que está más allá de sí mismo y que representa un valor, un ideal, un proyecto cargado de sentido. La cualidad de pleno, en tanto, llamamos a algo pleno cuando se encuentra completo y lleno, y por otra parte cuando algo o alguien se encuentran en apogeo, es decir, se hallan en su momento o punto más alto e intenso de rendimiento, de felicidad, de calidad, entre otras alternativas. El concepto de decadencia actuaría como idea opuesta, de tal forma que un individuo se encuentra en decadencia o declive cuando queda lejos su etapa de plenitud.
He aquí, tú has hecho mis días muy breves, y mi existencia es como nada delante de ti; ciertamente todo hombre, aun en la plenitud de su vigor, es sólo un soplo. Salmos 39:5.
Por esto la idea de plenitud también expresa otro matiz, en este caso de tipo anímico o espiritual. Así, vivir con plenitud algo significa que se tiene una vivencia muy intensa y profunda. Con cierta frecuencia vivir con plenitud se aplica a la valoración de la vida de un individuo de una manera general, por lo que sería equivalente a una existencia intensa, satisfactoria y gratificante. Ser pleno es poder beber de la fuente de la vida que nos da Jesucristo, para alcanzar el amor al prójimo y poder servir sin esperar nada a cambio.
Pues de su plenitud todos hemos recibido, y gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de Jesucristo. Juan 1:16-17.
Los momentos plenos, reflejarán la existencia de nuestra vida y llenan de satisfacción nuestra alma.
ORACIÓN .
Concédeme Señor la oportunidad de poder ser feliz con tus principios y valores, los cuales llenarán de plenitud mi vida espiritual, dejándome ver tu gracia y tu vondad. Amén.