Todo hombre sabe escojer el buen plato de comida para su paladar. De igual podrá saber escoger de que forma espiritual se está alimentando, para llenar su vida delante de el Señor.
Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar.
Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa. Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga. (13:1-9).
Hay cuatro condiciones de hombres que escuchan la Palabra de Dios:
La primera. Son aquellos que la escuchan, pero se sienten tan ocupados en la vida que no les alcanza el tiempo de meditar en ella.
La segunda. Son aquellos que la escuchan, pero no tienen solidez ni los fundamentos, para mantenerce en ella, si no que se les olvida rápidamente.
La tercera. Es quienes la escuchan y saben lo bueno de ella, más están rodeados de personas o circunstancias, que las hacen abandonarla rápidamente.
La cuarta. Es quien la escucha y sabe sacar provecho de ella, dando frutos a diferentes niveles, que le ayudarán a ser formado en un hombre guiado a través del Espíritu, para poder controlar el cuerpo y el alma.
¿En que parte de esta parabola que Jesucristo nos enseño, te encuentras tu mismo el día de hoy?. Medita en ella y examinate tú mismo.
Dios continuamente nos habla, atravez de su palabra. Ella está llena de sabiduria para poder vencer las circunstancias y los problemas que nos están causando un descontrol emocional a nuestro cuerpo y el alma. Más sólo debemos poner de nuestra parte, para sacar el tiempo necesario, para alimentarnos de ella, meditando y escuchándola. Debemos de ser acedares de ella y no simplemente oidores. Esta en nosotros la disposición de poder desarrollar la fe, la esperanza, el amor, la paciencia, la paz, la bondad y la humildad con que podamos vencer cualquier miedo, incertidumbre, pecado, desconfianza e inseguridades; con las cuales estamos luchando diariamente. Solo podemos lograr vencerlas si nos aferramos en creer la realidad de el Señor en nuestra vida. Así podremos vivir en la plenitud de Sus bendiciones y en un bienestar abundante espiritualmente
»De esa forma, se cumple la profecía de Isaías que dice:
“Cuando ustedes oigan lo que digo, no entenderán. Cuando vean lo que hago, no comprenderán. Pues el corazón de este pueblo está endurecido, y sus oídos no pueden oír, y han cerrado los ojos, así que sus ojos no pueden ver, y sus oídos no pueden oír, y sus corazones no pueden entender, y no pueden volver a mí para que yo los sane”. Mateo 13:14-15.
Quien sabe lo que siembra y la cuida. No temera a la cosecha.
ORACIÓN
Señor Jesús. Ayúdame a poder saber escuchar tú palabra, que está llena de concejos y sabiduria, que me ayudarán a ser formado en un hombre espiritual, lleno de principios y valores, los cuales dará frutos de tú verdad. Amén.