Nuestras marcas es el recuerdo del pasado ya sea por sucesos vividos o por errores cometidos. Estas son las enseñanzas de la vida y los aprendizajes de nuestras experiencias.
Al lado del hogar de un modesto labrador, una culebra había decidido instalar su nido. Un tarde, el pequeño hijo del labriego, pensando que era uno más de sus juguetes, agarró al animal de tan mala manera, que este le mordió en defensa propia. Una mordedura de la que no se pudo recuperar y que su padre quiso vengar cortándole la cola a la culebra. Enterado de cómo habían sucedido los hechos, el labrador sintió tal culpa que fue en busca de la culebra para pedirle perdón y ofrecerle miel, agua, harina y sal, como muestra de su sincero arrepentimiento. A pesar de la nobleza de sus intenciones, la culebra no solo no le perdonó, sino que además se permitió el lujo de decirle: – Agradezco que quieras venir a intentar remediar el error que cometiste conmigo, pero no hay ninguna posibilidad de que tú y yo podamos ser amigos. Mientras que a mí me falte la cola que tú me quitaste, y a ti, el hijo que mi veneno te ha arrebatado, seremos incapaces de estar en la misma relación.
Con esta fábula aprendemos a que hay que saber pedir perdón y perdonar cuando tengamos algún debate o discusión con un compañero. Pero el perdón en muchas ocaciones no significa que nos tengamos que relacionar de la misma manera cuando a dejado cicatrices profundas.
Una cicatriz es el recuerdo de la sanación de una herida, ella siempre nos va recordar lo que sucedió y permanecerá en nuestro cuerpo como una marca, la cual nos recordará lo que aconteció.
Y alguien le dirá: “¿Qué son esas cicatrices de heridas en tu cuerpo?” Y él responderá: “Son aquéllas con que fui herido en casa de mis amigos.” (Zacarías 13:6)
Así es cuando alguien nos hiere o nos hace algún daño, sabremos que tenemos que perdonarlo, ya que este es el remedio para sanar la herida, pero va quedar un cicatriz, ella nos lleva a recordar la experiencia vivida para no caer en el mismo error, nos recordará siempre cuando fuimos afectados y el dolor que nos causó.
Dios nos manda a perdonar lo cual es muy necesario para nuestra paz interior. Pero esto no inplica que nos tengamos que relacionar permanente con quien nos causó el daño, ya que si es demaciado fuerte lo sucedido, estará una cicatriz inobildable, la cual evitará caer en el mismo error, cada que nos acordamos de ese momento en cual fuimos afectados, por lo cual estaremos apercibidos en la vida para no preceder de nuevo y abrir una herida sanada.
Nadie pone un remiendo de tela nueva en un vestido viejo, porque entonces el remiendo al encogerse tira de él, lo nuevo de lo viejo, y se produce una rotura peor. (Marcos 2:21)
La cicatriz es el mayor recuerdo de una herida sanada, la cual a nadie le gustaría que se la abriera de nuevo con el pasar de el tiempo. Las cicatrices del corazón son las que mas nos hacen conscientes de nuestros errores en el alma. Ellas traerán el recuerdo a colación, el prestarle atención a ellas nos ayudaran a no caer en lo mismo vivido. Estas nos enseñaran la verdad del perdón y las vivencias de los principios de Jesucristo en nuestra vida
Que la paz y la misericordia de Dios sean con todos los que viven según ese principio; ellos son el nuevo pueblo de Dios. De ahora en adelante, que nadie me cause problemas con esas cosas. Pues yo llevo, en mi cuerpo, cicatrices que muestran que pertenezco a Jesús. Gálatas 6:16-17.
Ahora en el ámbito espiritual, nos recuerda el padecimiento y la resurrección de Jesucristo en nuestra vida, son las marcas por la heridas que El sufrió en la cruz del calvario, para entréganos la salvación.
ORACIÓN
Señor. Gracias por ayudarme a saber que el perdón es una sanación, sabiendo que la experiencia vivida traerá cicatrices de sabiduria a nuestra vida. Amén .