SER FELIZ ES UNA DECISIÓN ÚNICA

Cuando somos felices, estamos conformes y alegres con lo que tenemos, sabremos disfrutar de cada momento de nuestra vida y siempre tendremos una sonrisa en nuestra alma. !! Sonríe, se feliz, así obtendréis descanso y paz a tu vida!!

Existía hace muchos años un zapatero laborioso, cuya única labor y entretenimiento consistía en arreglar los zapatos que sus clientes le llevaban. Tan feliz era el zapatero que a sus clientes cobraba poco o nada, ya que arreglaba los zapatos por placer. Esto hacía del zapatero un hombre pobre, sin embargo, cada vez que terminaba un encargo, lo entregaba sonriente y se iba a dormir plácidamente. Era tal la felicidad del zapatero que pasaba las tardes cantando, cosa que molestaba a su vecino, un hombre rico. Un día, el hombre rico, embargado por la duda, decidió abordar al zapatero. Se encaminó hacia su humilde residencia y parado en el sencillo pórtico preguntó: – Dígame usted, buen hombre, ¿cuánto dinero produce al día? ¿es el dinero lo que causa so desbordante felicidad?. El zapatero respondió: – Vecino, la verdad es que soy muy pobre. Con mi trabajo solo obtengo unas cuantas monedas que me ayudan a vivir con lo justo. No obstante, la riqueza no significa nada en mi vida. – Eso me imaginé – Dijo el rico. Vengo a contribuir con su felicidad. De esta manera, el hombre rico le entregó al zapatero un saco lleno de monedas de oro. El zapatero no terminaba de creer lo que estaba sucediendo. Había dejado de ser pobre en segundos. Luego de agradecerle al rico, tomó el saco de monedas y lo guardó con recelo bajo su cama. Este saco de monedas cambió la vida del zapatero. Al tener algo que cuidar con recelo, su sueño se volvió inestable y temía que pudiese entrar alguien a su hogar a robar el saco de monedas. Al no dormir bien, el zapatero ya no tenía la misma energía para trabajar. Ya no cantaba de felicidad y su vida se volvió agotadora. Por esta razón, el zapatero decidió devolver al hombre rico el saco de monedas. El hombre rico no daba crédito a la decisión del zapatero, por lo que le preguntó: – ¿Acaso no disfruta usted de ser rico? ¿Por qué rechaza el dinero?. El zapatero pausadamente respondió: – Vecino, antes de tener ese saco de monedas, yo era realmente feliz. Todos los días me levantaba cantando después de dormir plácidamente. Tenía energía y disfrutaba mi trabajo. Desde que recibí este saco de monedas, dejé de ser el mismo. Vivo preocupado por cuidar el saco y no tengo tranquilidad para disfrutar de la riqueza que se encuentra en él. Sin embargo, agradezco su gesto, pero prefiero vivir siendo pobre. El hombre rico se sorprendió y entendió que la riqueza material no es fuente de felicidad. También entendió que la felicidad se compone de pequeños detalles y cosas que muchas veces pasan desapercibidas.

Admito que es importante tener suficiente dinero para nuestras necesidades, pero fuera de eso, las riquezas tienen muy poco que ver con la felicidad verdadera. A menudo, lo que produce la mayor satisfacción son el trabajo y el sacrificio que se hacen para ganar dinero con un fin justificado.

Pero que todos aquellos que te buscan estén llenos de alegría y de felicidad en ti. Que los que aman tu salvación griten una y otra vez: «¡Grande es Dios!». En cuanto a mí, pobre y necesitado, por favor, Dios, ven pronto a socorrerme. Tú eres mi ayudador y mi salvador; oh Señor, no te demores. Salmos 70:4 -5.

La felicidad no es la riqueza y sus posesiones, sino que llega de una forma de pensar de nuestro interior para disfrutar de cada momento vivido. La felicidad verdadera no es un estado fortuito, sino el resultado de un esfuerzo tenaz y sincero por afrontar los numerosos desafíos de la existencia, con una sonrisa sincera en tu cara. Aquello que nos puede hacer feliz en la vida se compone de pequeños detalles y situaciones que nos pueden hacer sentir alegres, aun cuando no tenemos dinero.

Los que aman el dinero nunca tendrán suficiente. ¡Qué absurdo es pensar que las riquezas traen verdadera felicidad!. Cuanto más tengas, más se te acercará la gente para ayudarte a gastarlo. Por lo tanto, ¿de qué sirven las riquezas? ¡Quizás solo para ver cómo se escapan de las manos!. La gente trabajadora siempre duerme bien, coma mucho o coma poco; pero los ricos rara vez tienen una buena noche de descanso. Eclesiastés 5:10-12.

La felicidad es el grado de alegría de nuestro ser interior, que se refleja en nuestro exterior con una sonrisa a la vida.

ORACIÓN .

Señor. Ayúdame a ser feliz y poder disfrutar de cada momento que me permites vivir, trayendo alegría y sonrisas a los que están a mi lado. Ya que así podré sacar provecho a este gran tesoro que tú nos das, para vivir una vida mejor. Amén.

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