LO QUE SE PROYECTA NO SIEMPRE ES REAL.

Es nuestra inconsciencia, ayudada por la proyección, lo que nos hace pensar que el defecto sólo existe “ahí fuera”, en esa otra persona. Más todo es solo simple una impresión.

Lo que vemos en los demás nos dice mucho de nosotros mismos. El exterior actúa como un espejo para nuestra mente, en él vemos reflejadas diferentes cualidades o aspectos de nuestro propio ser. Cuando observamos algo que no nos gusta de alguien y sentimos desagrado y rechazo, sin duda esto indica que de alguna manera ese aspecto que nos desagrada existe en nuestro interior.

No te dejes impresionar por tu propia sabiduría. En cambio, teme al Señor y aléjate del mal. Proverbios 3:7

A menudo pensamos que “conocemos” a otras personas cuando en verdad lo que estamos haciendo es proyectar sobre ellas nuestra propia realidad. Incluso cuando estamos en presencia de dichas personas, la proyección nos parece más veraz, cuando simplemente lo que está pasando es que superponemos nuestra visión proyectada de la persona sobre su imagen física captada por nuestros sentidos.

No sean egoístas; no traten de impresionar a nadie. Sean humildes, es decir, considerando a los demás como mejores que ustedes. Filipenses 2:3.

Lo importante es DARSE CUENTA de que aquello que proyectamos en los demás es, verdaderamente algo que habla (más de lo que queremos admitir) sobre nosotros mismos.

Una vez, los animales de la sabana estaban un poco aburridos y decidieron buscar maneras de divertirse.

Unos fueron a los pozos a saltar en el agua, otros se pusieron a trepar árboles, pero el leopardo y el león, aprovecharon la ocasión para probar sus cualidades frente a todos y decidieron hacer una carrera. – ¡Atención!. Si queréis entretenimiento aquí está: seremos testigo de una carrera de velocidad entre el león y el leopardo . ¿Quién ganará? Acercaos y lo sabréis en minutos. Entonces los animales se animaron y se acercaron curiosos. Murmuraban entre ellos sobre cuál era su favorito y por qué. – El leopardo es veloz. La victoria es suya – decía la jirafa. – No estés tan segura amiguita. El león también corre rápido – le respondía el rinoceronte. Y así cada cual abogaba por su candidato. Mientras tanto, los corredores se preparaban para la competencia. El leopardo , se estiraba y calentaba sus músculos. No estaba nervioso sino que se preparaba para dar un gran espectáculo y dejar clara su ventaja sobre el león. Por su parte, el león solo se sentó a observar el horizonte y a meditar. Su esposa, la leona, se le acercó y le preguntó: – Querido, ¿qué haces aquí? La chita está poniéndose a tono para la competencia y tú solo estás aquí sentado con la mirada perdida. ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? . – No, mujer. Tranquila. Estoy meditando. – ¿Meditando? A segundos de una carrera con el animal más veloz de la sabana, ¿tú meditas? No te entiendo querido. – No tienes que entenderme cariño. Yo ya preparé mi cuerpo para esta carrera durante todo este tiempo. Ahora, necesito preparar mi ánimo. El clan de los elefantes mayores, fueron quienes prepararon la ruta y marcaron las líneas de salida y de meta. Los suricatos serían los jueces y un hipopótamo daría la señal de salida. Llegó el momento y los corredores se pusieron en posición: – En sus marcas- comienza a decir el hipopótamo- listos…¡fuera!. Y arrancaron a correr el león y el leopardo, quien enseguida tuvo la ventaja. Los competidores se perdieron rápidamente de vista de los animales ubicados al principio de la pista. La victoria parecía ser del leopardo, pero al minuto de haber empezado, dejó de ser tan veloz. El león seguía corriendo a su ritmo pero cada vez estaba más cerca de alcanzarla, hasta que al fin la superó y allí aumentó la velocidad y le ganó.

Observar dice más sobre el observador que sobre lo que se observa. Darnos cuenta de esto, ponerle consciencia a este mecanismo mental nos permite recuperar el control sobre lo que está sucediendo para poder hacernos cargo y trabajar aquellos aspectos de nosotros de los que no deseamos hacernos responsables, aspectos que no admitimos como propios y que están jugando en nuestra contra.

No todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. (Mateo 7:21)

No siempre lo que se proyecta es real, más cuando conocemos la verdad obtendremos nuestra propia opinión.

ORACIÓN .

Señor . Ser consciente y claros de uno mismo es poder traer la verdad de lo que realmente somos, para poder proyectar la luz de tú palabra en nosotros. Amén.

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