MARCAR TU DESTINO

Tu vida es una construcción de lo que estas haciendo; mas el acabado es tu propio destino, que marcara tu futuro hacia donde proyectas tu porvenir. Todo dependerá de los materiales que uses.

Oda Nabunaga fue un señor de la guerra; medio legendario, a quien entre otras epopeyas se le atribuye la sangrienta unificación del Japón medieval. Se dice que Oda Nabunaga se dirigió con su pequeño ejército a enfrentarse con otro señor feudal que tenía un ejército mucho más numeroso. Sus vasallos estaban desmoralizados.

Cerca del lugar donde se debía dirimir la batalla había un maestro sabio. Era un hombre a quien siempre le consultaba lo que podía suceder, que tenía la capacidad de vaticinar los favores divinos: las personas acudían allí para pedirles su gracia. Cuando se salía del santuario era costumbre lanzar una moneda al aire; si salía cara, se cumplían los favores que se habían pedido.

Oda Nabunaga fue al aquel hombre y rogó su ayuda para que fuesen favorables a su ejército a pesar de ser menos numeroso. Al salir del templo, lanzó la moneda y salió cara. Sus guerreros envalentonados se dirigieron presurosos a la batalla y la ganaron.

Cuando la lucha se acabó, un lugarteniente se dirigió a Oda Nabunaga y le dijo: «Estamos en manos del destino, nada podemos hacer contra aquello que decide Dios», y Oda Nabunaga le contestó: «Cuanta razón tienes, amigo mío», y le enseñó la moneda: tenía dos caras.

La resiliencia es andar por la vida con una moneda de dos caras.

Para hacer realidad aquello que queremos, es necesario creer que nuestro futuro no es un regalo. No estamos delante de una situación totalmente ajena a nosotros, más bien, nuestro futuro es algo que podemos conquistar. El ser humano tiene la capacidad de ser guionista y protagonista de sus propias historias. Y marcar su destino.

Así también, la sabiduría es dulce a tu alma. Si la encuentras, tendrás un futuro brillante, y tus esperanzas no se truncarán. (Proverbios 24:14)

Por esto cuando trabajamos para nuestro futuro, podemos construir un camino de vida. Solo debemos ser motivados a dar los pasos necesarios para lograrlos, cambiado nuestra forma de pensar y teniendo un foco de lo que pretendemos alcanzar. Sabemos que en ocaciones nos puede dar cambios las circunstancias y estas nos llevan a afrontar batallas que tenemos que conquistar o vencer, para no dejarnos intimidar ante ellas y ante el destino.

Miren a los que son buenos y honestos, porque a los que aman la paz les espera un futuro maravilloso. Pero los rebeldes serán destruidos, para ellos no hay futuro. El Señor rescata a los justos; él es su fortaleza en tiempos de dificultad. (Salmos 37:37-39).

De ahí la necesidad de buscar de Dios, quien nos conforta para darnos la respuesta y la solución, para lograr la motivación de poder confrontar nuestras debilidades y ser formados uno buenos guerreros, conquistadores de nuestro destino.

A menudo, el destino está en nuestras manos. El futuro se debe construir y nosotros tenemos mucho que decir al respecto. Dios a diseñado tu destino y su voluntad en la tierra. Por esto.

Me guías con tu consejo y me conduces a un destino glorioso.¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Te deseo más que cualquier cosa en la tierra. Salmos 73:24-25.

Dios nos ha preparado un destino y nosotros tenemos la oportunidad en vida de poder reconocerlo. Este es la salvación de nuestra alma por medio del Mesías, su Hijo Jesucristo, quien murió en la cruz para perdonar nuestros pecados y darnos la oportunidad de la vida eterna. Marca tu destino con El y acepta el sacrificio de la Cruz.

Cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la verdad. Él no hablará por su propia cuenta, sino que les dirá lo que ha oído y les contará lo que sucederá en el futuro. (Juan 16:13).

El valiente no deja de pensar en como construir un destino mejor. El perezoso nunca verá una luz de esperanza en su futuro.

ORACIÓN .

Señor. Te presento el día de hoy, para que guardes mi destino, sabiendo que confiando en ti tendré la respuestas a un futuro mejor, lleno de esperanza para el bienestar de mi vida. Amén.

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