La negligencia es la falta de conciencia de si mismo, con la cual se pierde la atención al propósito y se olvida de los objetivos que se pueden alcanzar. No existiendo la precaución y cuidado. Por esto. ¡Debido a la distracción las perdidas son mayores!.
Había una vez una niña que vivía con sus padres en una granja. Era una buena chica que ayudaba en las tareas de la casa y se ocupaba de colaborar en el cuidado de los animales. Un día, su madre le dijo:
– Hija mía, esta mañana las vacas han dado mucha leche y yo no me encuentro muy bien. Tengo fiebre y no me apetece salir de casa. Ya eres mayorcita, así que hoy irás tú a vender la leche al mercado ¿Crees que podrás hacerlo?. La niña, que era muy servicial y responsable, contestó a su mamá:
– Claro, mamita, yo iré para que tú descanses.
La buena mujer, viendo que su hija era tan dispuesta, le dio un beso en la mejilla y le prometió que todo el dinero que recaudara sería para ella. ¡Qué contenta se puso! Cogió el cántaro lleno de leche recién ordeñada y salió de la granja tomando el camino más corto hacia el pueblo. Iba a paso ligero y su mente no dejaba de trabajar. No hacía más que darle vueltas a cómo invertiría las monedas que iba a conseguir con la venta de la leche. – ¡Ya sé lo que haré! – se decía a sí misma – Con las monedas que me den por la leche, voy a comprar una docena de huevos; los llevaré a la granja, mis gallinas los incubarán, y cuando nazcan los doce pollitos, los cambiaré por un hermoso lechón. Una vez criado será un cerdo enorme. Entonces regresaré al mercado y lo cambiaré por una ternera que cuando crezca me dará mucha leche a diario que podré vender a cambio de un montón de dinero.
La niña estaba absorta en sus pensamientos. Tal y como lo estaba planeando, la leche que llevaba en el cántaro le permitiría hacerse rica y vivir cómodamente toda la vida.
Tan ensimismada iba que se despistó y no se dio cuenta que había una piedra en medio del camino. Tropezó y ¡zas! … La pobre niña cayó de bruces contra el suelo. Sólo se hizo unos rasguños en las rodillas pero su cántaro voló por el aire y se rompió en mil pedazos. La leche se desparramó por todas partes y sus sueños se volatilizaron. Ya no había leche que vender y por tanto, todo había terminado.
– ¡Qué desgracia! Adiós a mis huevos, mis pollitos, mi lechón y mi ternero – se lamentaba la niña entre lágrimas – Eso me pasa por ser ambiciosa.
Con amargura, recogió los pedacitos del cántaro y regresó junto a su familia, reflexionando sobre lo que había sucedido.
Nuestros descuidos nos sacan del enfoque de lo que realmente tenemos que hacer. Llevándonos a perder lo que poseemos.
La persona descuidada por lo generar se olvida fácilmente de su objetivo, cayendo en la obstinación de su conducta por falta de concentración y de responsabidad. Por lo general todo descuido conlleva cosecuencias, cuando dejamos por alto la falta de compromiso que tenemos, por ver otras cosas que no quitan la atención. Esa omisión, negligencia ,falta de cuidado. Olvido ,inadvertencia,desliz. De no cuidar de las cosas o no poner en ellas la atención o la diligencia necesaria, nos causa problemas y en ocaciones hasta destruye lo que construimos. El ser negligentes con sigo mismo, mo poniendo atención al cuidado o haciendo caso omiso a las necesidades, te lleva a estar desprevenido y con falta de conciencia de si mismo
No des sueño a tus ojos, Ni a tus párpados adormecimiento; Escápate como gacela de la mano del cazador, Y como ave de la mano del que arma lazos. ( Proverbios 6:4-5).
La enfermedad mas terrible que puede enfrentar el creyente en general es el descuído espiritual; la apostasía, el descarrío, la desobediencia y otros males espirituales son consecuencias del descuído en la oracíon, la lectura de las escrituras y la meditación en ella. Aún en los dias del antiguo testamento siervos de Dios escogidos por El Señor como instrumentos poderosos para ser usados con gloria fueron víctimas de este mal.
Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies,para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado. (Hebreos 12:12-13).
El descuido nos conlleva a concecuencias, si nos desenfocamoz del objetivo primordial por el cual estamos trabajando. Presta atención a tus propósitos y cuida bien de tus caminos, observando con detenimiento la dirección de tu vida, y llegarás a lo que te propones.
Descuidaste la Roca que te engendró; te olvidaste del Dios que te dio la vida. Deuteronomio 32:18
Un dia vi como un gran predicador que llenaba muchos estadios con sus conferencias, este perdía su familia, su hijo en la drogadicción se mato y su mujer le pidió el divorcio, reclamándole que. ¡Tenia mucho tiempo para otros y no compartía tiempo de calidad con ellos!. Este es un gran descuido.
“Debe dirigir bien a su propia familia, y que sus hijos lo respeten y lo obedezcan. Pues, si un hombre no puede dirigir a los de su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?”. 1 Timoteo 3:4, 5.
Dios comienza a producir transformación en nuestra vida, y esas pautas se transfieren a todos en casa. Nuestro liderazgo como padres y madres conforme al propósito eterno del Padre termina impactando positivamente a los miembros del hogar.
Cuantos por estar atrapados en este mundo, ya sea por el trabajo, las personas, la tecnología, etc. descuidan. Lo mas importante que es su propia vida. Para muchos no existe felicidad, ni descanso, ya que el afán los tiene absorbidos y ciegos.
“La causas del descuidado son las ruinas de su prosperidad. Causando la ceguera de su futuro”.
ORACIÓN .
Señor. Ayúdame a poner atención a lo que es importante para mi vida, no dejes que el descuido me desenfoque de lo primordial, sabiendo hacer responsable de mis actos. Amén.