Una sonrisa hace feliz a otro. Una bondad llena una necesidad. Un abrazo levanta el animo. Un beso es el significado del amor. Saber esperar nos llena de paciencia. El aprender a escuchar nos hace compresivos. Más la gracia demuestra el amor de Jesucristo.
Hace mucho tiempo, caminaba por el sendero de la vida y encontré un letrero que decía: “La Tienda del Cielo”. Me acerqué y la puerta se abrió lentamente. Cuando me di cuenta; yo, ya estaba dentro. Vi muchos ángeles parados en todas partes. Uno de ellos me entregó una canasta, y me dijo: Ten… compra con cuidado, todo lo que un cristiano necesita de la tienda.
Primero compré Paciencia, el Amor estaba en la misma fila. Más abajo había Comprensión que se necesita por donde yo vaya. Compré dos cajas de Sabiduría y dos bolsas de Fe. Me encantó el paquete del Perdón. Me detuve a comprar Fuerza y Coraje para ayudarme en esta carrera que es la vida. Ya tenía casi lista la canasta cuando recordé que necesitaba Gracia y que no podía olvidar la Salvación, que la ofrecían gratis. Entonces tomé bastante para salvarme y salvarte a ti.
Caminé hacia el cajero para pagar la cuenta; pues creí que tenía todo lo que el cristiano necesita. Pero cuando iba a llegar a la caja, vi la Oración y la puse en mi canasta repleta porque sabía que cuando saliera, la iba a usar… La Paz y la Felicidad estaban en los estantes pequeños, al lado de la caja y aproveché, para tomarlas.
La Alegría colgaba del techo y, arranqué una para mí. Al fin llegué al cajero y le pregunté:
¿Cuánto le debo? Él sonrió y me contestó: Lleva tu canasta a donde vayas.
¿Si, pero cuánto le debo?, – le repliqué. Él otra vez me sonrió y me dijo: No te preocupes JESUS pagó tu deuda hace mucho tiempo.
Gracia es palabra que denota la belleza, la bondad, el encanto, el reconocimiento (la lengua española tiene una palabra bellísima: ¡gracias!).
Para la fe del creyente la gracia encierra todos estos significados y mucho más: designa el amor que el Señor manifiesta por todos los hombres. Tal amor culmina en el don que Dios hace de su propio Hijo Jesucristo, el cual se hace hombre para que los hombres lleguen a ser hijos de Dios y herederos de sus bienes, llamados a habitar en su misma casa, el Paraíso.
La gracia, esto es, la vida divina en nosotros, es ofrecida por Dios generosamente, no se niega nunca a nuestras oraciones, y en la justa medida nos socorre en nuestras necesidades.
Ella está llena de bondades que son para nosotros un regalo del cielo, el amor , la paciencia, la misericordia, el perdón, la fe, la esperanza, la gentileza y la sabiduría. Son algunos de ellos, que podemos tomar del la casa celestial.
En la gracia los hombres tienen un solo deber: el de acogerla. Aun cuando pueda parecer increíble, a menudo el hombre no acepta este don maravilloso del amor de Dios. Pero Dios insiste y nos repite a cada uno de nosotros como al Pueblo de Israel:
Pues el Señor Dios es nuestro sol y nuestro escudo; él nos da gracia y gloria. El Señor no negará ningún bien a quienes hacen lo que es correcto. (Salmos 84:11).
Abre pues el cofre de la gracia, pues, de otro modo continuarás vagando por el desierto y serás infeliz. Dios, en su gracia, nos ha dado dones diferentes para hacer bien determinadas en todo lo que realicemos. Por lo tanto, si Dios te dio la capacidad de profetizar, habla con toda la fe que Dios te haya concedido. Si tu don es servir a otros, sírvelos bien. Si eres maestro, enseña bien. Si tu don consiste en animar a otros, anímalos. Si tu don es dar, hazlo con generosidad. Si Dios te ha dado la capacidad de liderar, toma la responsabilidad en serio. Y si tienes el don de mostrar bondad a otros, hazlo con gusto. No finjan amar a los demás; ámenlos de verdad. Aborrezcan lo malo. Aférrense a lo bueno. De ahi que el amor tiene que estar lleno de afecto genuino y se practica cuando se honra y se deleita mutuamente.
La gracia es un perdón inmerecido, que Dios nos otorga a través de su hijo Jesucristo. Reconócelo y disfrutarás de sus regalos.
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo”. Apocalipsis 3:2.
Cuando estés en oración hasta recordando la gracia de Jesucristo, recuerda el perdón, ten en cuenta la necesidad, busca la paz y sobre todo pídele que te llene de amor. Así entenderás la gracia y:
“Todo lo que pidas en oración con fe lo recibirás”. Mateo. 21:22.
Mas no has de la gracia una desgracia, ya que no se puede confundir con el libertinaje de justificar el pecado. Esto no fue lo que trajo Jesucristo .
Pero hay una gran diferencia entre el pecado de Adán y el regalo del favor inmerecido de Dios. Pues el pecado de un solo hombre, Adán, trajo muerte a muchos; pero aún más grande es la gracia maravillosa de Dios y el regalo de su perdón para muchos por medio de otro hombre, Jesucristo; y el resultado del regalo del favor inmerecido de Dios es muy diferente de la consecuencia del pecado de ese primer hombre. Pues el pecado de Adán llevó a la condenación, pero el regalo de Dios nos lleva a ser declarados justos a los ojos de Dios, a pesar de que somos culpables de muchos pecados.. Romanos 5:15-16.
La gracia es un regalo gratuito de DIOS. Tómalo y encontrarás la felicidad en tú vida y la salvación de tú alma.
ORACIÓN .
Señor Jesucristo. Concédeme la gracia , para que tú bondad se manifieste en mi, dándome la sabiduría divina , con la que podré reflejar el amor tuyo por medio del perdón y servir a los demás con gentileza, sabiendo esperar con paciencia tú venida, que es la fe de mi esperanza. Amén.