EL AMOR PATERNO.

Los hijos son una gran bendición de crecimiento para los padres. Por esto en un hogar debe existir el perdón, la educación, la confianza, la fraternidad y sobre todo el amor. Estas reglas harán una familia feliz.

Quiero que comprendamos el verdejo amor de un padre , para enseñar a sus hijos ejemplos de vida. Por esto analicemos esta gran enseñanza de Jesucristo a través de la llamada Parábola del Hijo Pródigo, este es uno de los pasajes más hermosos que podemos hallar en el Gran Libro. Nos ofrece una ilustración sobre el materialismo, la debilidad, el perdón y la redención. Además de una gran lección de amor. La misericordia tal como Cristo nos la ha presentado en la parábola del hijo pródigo, tiene la forma interior del amor, que se llama agapé. Esta parábola ha sido empleada innumerables veces, incluso por personas que no manifiestan fe en Cristo, ya que es mucho lo que se puede extraer de ella.

“Un hombre tenía dos hijos. El más joven de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde. Y les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo más joven, reuniéndolo todo, se fue a un país lejano y malgastó allí su fortuna viviendo lujuriosamente. Después de gastar todo, hubo una gran hambre en aquella región y él empezó a pasar necesidad. Fue y se puso a servir a un hombre de aquella región, el cual lo mandó a sus tierras a guardar cerdos; le entraban ganas de saciarse con las algarrobas que comían los cerdos; y nadie se las daba. Recapacitando, se dijo: ¡cuántos jornaleros de mi padre tienen pan abundante mientras yo aquí me muero de hambre! Me levantaré e iré a mi padre y le diré: padre, he pecado contra el Cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo; trátame como a uno de tus jornaleros. Y levantándose se puso en camino hacia la casa de su padre. Cuando aún estaba lejos, lo vio su padre y se compadeció; y corriendo a su encuentro, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. Comenzó a decirle el hijo: Padre, he pecado contra el Cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo. Pero el padre dijo a sus criados: pronto, sacad el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo, y vamos a celebrarlo con un banquete; porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado. Y se pusieron a celebrarlo.

El hijo mayor estaba en el campo; al volver y acercarse a casa oyó la música y los cantos y, llamando a uno de los criados, le preguntó qué pasaba. Este le dijo: Ha llegado tu hermano, y tu padre ha matado el ternero cebado por haberle recobrado sano. Se indignó y no quería entrar, pero su padre salió a convencerlo. El replicó a su padre: Mira cuántos años hace que te sirvo sin desobedecer ninguna orden tuya, y nunca me has dado ni un cabrito para divertirme con mis amigos. Pero en cuanto ha venido este hijo tuyo que devoró tu fortuna con meretrices, has hecho matar para él el ternero cebado. Pero él respondió: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero había que celebrarlo y alegrarse, porque ese hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado”.

Ahora al analizar los personajes de esta parabola vemos que existen tres, el padre , el hijo menor y el hijo mayor. El padre fue un hombre responsable, que supo conseguir una buena fortuna trabajando, era un hombre honesto, misericordioso y sobre todo daba un gran ejemplo de humildad y compasión debido a su gran amor que manifestaba a sus hijos y trabajadores.

El hijo menor quería experimentar la vida fuera de casa, este se dejó envolver por el mundo que lo rodeaba, para experimentar las experiencias fuera del borden familiar que había establecido el padre en su hogar, quería sentir el mundo del pecado, de cómo podía ser independiente , pero su falta de responsabilidad lo llevó rápidamente al fracaso. Una vez se vio en el peor momento de su vida comiendo mierda con los cerdos , obtuvo un momento de razonamiento y pudo analizar en su interior la gran falta que había cometido, se dispuso a ver que lo que no había apreciado, era esa vida de ejemplo y orden que su padre le había dado por muchos años, este se arrepintió de corazón y supo re conocer el grave error que había cometido.

Solo un necio desprecia la disciplina de sus padres; el que aprende de la corrección es sabio. En la casa del justo hay tesoros, pero las ganancias del perverso le acarrean dificultades. Proverbios 15:5-6.

El hijo mayor que al pesar había sido obediente con su padre en el hogar, le faltaba vivir el amor del padre, este amor que todo lo puede , que no busca lo suyo, que no guarda rencor, que no se envanece, que sabe que aunque nos creemos justos , cometemos errores a diario, por lo cual debemos saber que el perdonar es la mayor satisfacción de vida y libertad de un ser, en su interior.

Por esto , la gracia y amor de un buen padre, es saber manifestar la alegría en su corazón, cuando un hijo desobediente, vuelve a su casa arrepentido. Ya que ve que lo que se había perdido en el mundo es rescatado por Dios. Esto es educar y dar un gran ejemplo de fraternidad.

No abuses del amor de tus padres, reconoce que ellos siempre estarán dispuestos a recibirte en su hogar, pero tened en cuenta la disposición de arrepentimiento y de hacer un cambio en tu vida. Y aquel que se crees justo aprende a perdonar y amar.

Hijos, obedezcan a sus padres porque ustedes pertenecen al Señor, pues esto es lo correcto. «Honra a tu padre y a tu madre». Ese es el primer mandamiento que contiene una promesa: si honras a tu padre y a tu madre, «te irá bien y tendrás una larga vida en la tierra». Padres, no hagan enojar a sus hijos con la forma en que los tratan. Más bien, críenlos con la disciplina e instrucción que proviene del Señor. Efesios 6:1-4.

Hijos reciben este consejo. No te dejes envolver por los placeres que el mundo te ofrece, ellos solo te llevarán al fracasó. No te creas justo aprende a compartir el amor ágape de Dios padre.

ORACIÓN .

Padre Dios, perdóname por ser un gran pecador, vuelvo a tu hogar arrepentido. sabiendo que Tú tienes en el corazón un gran amor ágape, que siempre está dispuesto a ver con los mismos ojos al los justos y a los pecadores que se arrepienten, como hijos. Amén.

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