Capacidad
Del latín capacitas, la capacidad es la facultad de algo de albergar ciertas cosas dentro de un marco limitado de alguna forma.
Capacidad, por otra parte, es la destreza, la habilidad y la idoneidad que permite a una persona completar con éxito una tarea.
Si bien a menudo se confunde con talento, es necesario aclarar las diferencias entre ambos, así como las particularidades de este último, que también suele ser incomprendido. La capacidad se entiende como las condiciones que una persona reúne para aprender y cultivar distintos campos del conocimiento, entendida como una serie de herramientas naturales. Así como en su acepción referida a un recipiente o una piscina, habla del espacio disponible para acumular y desarrollar conceptos y habilidades.
El talento sí se asocia a una actividad o área del conocimiento en particular, existen diversas formas de entenderlo. La más común es utilizarlo como sinónimo de aptitud, refiriéndose a esa porción de la capacidad de una persona que sirva específicamente para interiorizar un concepto o disciplina. Por otro lado, existen quienes consideran que el talento es el conjunto formado por las habilidades naturales.
El Gran Libro nos habla de que Dios nos otorga capacidades, pero somos nosotros quienes tenemos la responsabilidad de desarrollarlas.
Porque el reino de los cielos es como un hombre que al emprender un viaje, llamó a sus siervos y les encomendó sus bienes. Y a uno le dio cinco talentos, a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y se fue de viaje.
Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido los cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: “Señor, me entregaste cinco talentos; mira, he ganado otros cinco talentos.”
Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.” Llegando también el de los dos talentos, dijo: “Señor, me entregaste dos talentos; mira, he ganado otros dos talentos.”
Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.” Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: “Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste, y tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; mira, aquí tienes lo que es tuyo.” Pero su señor respondió, y le dijo: “Siervo malo y perezoso, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí.
“Debías entonces haber puesto mi dinero en el banco, y al llegar yo hubiera recibido mi dinero con intereses.
“Por tanto, quitadle el talento y dádselo al que tiene los diez talentos.”
Porque a todo el que tiene, más se le dará, y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Mateo 25:9.
Ciertamente, los seres humanos desperdiciamos la mayor parte de nuestra capacidad mental, conformándonos con un pequeño porcentaje. A veces sucede que descubrimos habilidades en nosotros mismos que jamás habíamos explorado antes, y al embarcarnos en la aventura que representa aprender y especializarse, vamos conociéndonos más, entendiendo que nuestros límites están mucho más lejos de lo que pensábamos.
Tenemos internamente la habilidad y capacidad de multiplicar, pero nos limitan los miedos para desarrollar y salir adelante.
El Señor quien te dio las herramientas de la creación, es fiel para ayudarte a activar tus capacidades, verás que podrá brotar agua del pozo seco, llenando de bendición tu vida.
Oración: DIOS padre me has dado los talentos para poder yo multiplicarlos, seré responsable y dirigente, para tener la actitud correcta para que se reproduzcan. Amén .