EL DISFRUTÉ CON PLACER

El placer perfecciona la actividad. Y como la vida es actividad, el deseo universal de placer manifiesta el deseo universal de vivir. Es sonreírle a la vida, cuando disfrutamos con gusto de algo que nos atrae, haciéndolo con moderación .

Placer es un concepto que refiere al deleite o regocijo que se experimenta al hacer o lograr alguna cosa que provoca agrado. El placer es la satisfacción del gusto, es cuando llega al disfrute de lo que desea, es la capacidad de poder experimentar el deleite interno del ser humano. Cada actividad es intensificada por el placer correspondiente, y por eso sabe más el que se ejercita en algo con placer. Por ejemplo, son mejores científicos los que disfrutan con la ciencia, y lo mismo ocurre con los artistas, los arquitectos, los deportistas, etc. No hay nada que nos sea siempre agradable, porque nuestra naturaleza no es simple ni perfecta. Si la naturaleza de alguno fuera simple, la actividad más agradable para él sería siempre la misma. Las acciones humanas pueden ser nobles, vergonzosas o indiferentes, y lo mismo ocurre con los placeres correspondientes. Pero valoramos los mismos placeres de forma muy diferente, pues las cosas que agradan a unos molestan a otros. En tal caso, la valoración correcta ha de ser la del hombre bueno, y si lo que le parece molesto resulta agradable a alguno, ello no es de extrañar, pues en los hombres hay muchas corrupciones y vicios. Hay quienes sus placeres lo ponen en prioridades, olvidándose de las consecuencias que pueden producir cuando se extralimitan y se vuelven obsesivas, llegan afectar la forma de vivir y en ocaciones hasta tener consecuencias .

Mas el que se entrega a los placeres desenfrenados, aun viviendo, está muerto. 1 Timoteo 5:6.

Todos reconocen que el dolor es un mal. Y lo que se opone al dolor es el placer. Por eso, aunque puede haber placeres malos, todos incluyen el placer en la trama de la felicidad. No podemos decir que el placer sexual es malo, lo contrario es extraordinario, pero cuando nos exageramos en esa práctica teniéndolo como una prioridad en la vida, podemos caer fácilmente en el la tentación del pecado. El cual destruirá la relación de la persona a quien amamos. El placer debe controlarse para que no pase a la exageración, ya que ahi es donde nos hacemos vulnerables a hacernos daño. Los placeres son malos cuando hacen al hombre brutal o vicioso. Ese peligro es mayor en la juventud, porque el crecimiento pone en ebullición la sensibilidad, y en algunos casos produce la tortura de los deseos violentos. Lo mismo hablo de que el comer alimentos es un placer, pero si no exageramos sin tener límites podemos caer en la obesidad, la cual puede afectar la salud del cuerpo. El placer se presenta íntimamente asociado a nuestra naturaleza. Por eso los educadores se sirven del placer y del dolor como de un timón para dirigir la vida. Mire lo que habla Salomón, uno de los hombres a quien Dios le dio mucha sabiduría:

Reuní también para mí plata y oro y el tesoro de los reyes y de las provincias. Me proveí de cantores y cantoras, y de los placeres de los hombres, de muchas concubinas. Y me engrandecí y superé a todos los que me precedieron en Jerusalén; también la sabiduría permaneció conmigo. Y de todo cuanto mis ojos deseaban, nada les negué, ni privé a mi corazón de ningún placer, porque mi corazón gozaba de todo mi trabajo, y ésta fue la recompensa de toda mi labor. Consideré luego todas las obras que mis manos habían hecho y el trabajo en que me había empeñado, y he aquí, todo era vanidad y correr tras el viento, y sin provecho bajo el sol. Eclesiastés 2:8-11

El hombre íntegro se complace en las acciones virtuosas y siente desagrado por las viciosas, lo mismo que el músico disfruta con las buenas melodías y no soporta las malas. Debemos de cuidar de nuestros placeres, saber que todo tiene su tiempo, teniendo en cuenta que la vida hay veces nos permite vivirlos, para poder disfrutar de ellos con moderación. Pero si lo hacemos sin moderación, aún un Dios que está en lo cielos no escuchará tus oraciones.

Pedís y no recibís, porque pedís con malos propósitos, para gastarlo en vuestros placeres. También muchas de las cosas por las que merece la pena luchar, no son placenteras. Por tanto, ni el placer se identifica con el bien, ni todo placer se debe apetecer. ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Santiago 4:3-4.

La falta de templanza consiste en buscar el pla-cer donde no se debe, o como no se debe. Es evidente que el exceso en los placeres conduce al desenfreno y es censurable. Llamamos incontinente al hombre que obra de acuerdo con sus apetitos y contrariamente a la razón. Pero en su conducta no desaparece el dolor, pues aunque se alegra de obtener lo que desea, siente el malestar de saber que obra mal. Por esto yo siempre digo esto, “ Todo es lícito, pero no todo conviene “. Placer es poder disfrutar lo que nos gusta con un gran sentido de moderación.

ORACIÓN

Señor. Guarda mi alma de no llenar mi cuerpo de placeres de pecado, sabiendo que los tengo que reconocer y no dejar que tomen el timón de mi vida. Amén.

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