Cuando descubres la generosidad, entenderás el mejor camino del éxito que es aprender a dar y compartir; así acumulas riquezas en tú interior y felicidad en tú exterior.
Compartir es el acto de participación recíproca en algo, ya sea material o inmaterial. Lleva implícito el valor de dar (la generosidad) y de recibir, aceptar o acoger lo que otra persona ofrece. Cuando estamos recién nacidos, vivimos fundamentalmente de lo que recibimos; a medida que crecemos, nos vamos dando cuenta de que saber vivir, significa que en la medida que se da, se recibe. La persona generosa siempre está dispuesta a compartir.
Con generosidad le darás, y no te dolerá el corazón cuando le des, ya que el Señor tu Dios te bendecirá por esto en todo tu trabajo y en todo lo que emprendas. Deuteronomio 15:10.
Al compartir se produce una ruptura con el egoísmo de aquella persona que se cree autosuficiente. También se produce ruptura con la subestima de aquella que piensa que no tiene nada que dar ni ofrecer. El corazón generoso sabe que la necesidad siempre esta presente y que el poder compartir aun de lo poco , lo hará sentir la persona mas feliz. No hay mayor alegría, que el saber que todos nos necesitamos y que podemos compartir con los que están a nuestro alrededor en todos los momentos agradables o tristes, dándonos fortaleza los unos con los otros.
Varios hombres habían quedado encerrados, por error, en una oscura caverna, donde no podían ver casi nada. Pasó algún tiempo… y uno de ellos logró encender una pequeña linterna. Pero la luz que daba era tan escasa que aun así no se podía ver nada. Al hombre, sin embargo, se le ocurrió que con su luz podía ayudar a que cada uno de los demás prendieran su propia linterna, y así, compartiendo la llama con todos, la caverna se iluminó…”
Uno de los discípulos preguntó al maestro: “¿Qué nos enseña, maestro, este relato?”. Y éste contestó: “Nos enseña que nuestra luz sigue siendo oscuridad si no la compartimos con el prójimo. Y también nos dice que el compartir nuestra luz no la desvanece, sino que, por el contrario, la hace crecer.
El compartir nos enriquece, en lugar de hacernos más pobres. Los momentos más felices son aquellos que hemos podido compartir. Que Dios nos dé siempre la luz para iluminar a todos los que pasen por nuestro lado.”
Cuando sabes que el compartir con generosidad, tu bendiciones se multiplican y tu ser interior alumbra en medio de cualquier oscuridad y esto hace una ley recíproca. Recuerda tu no estas solo en la vida, siempre habrá alguien con quien puedas compartir.
Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone debajo de una cama, sino que la pone sobre un candelero para que los que entren vean la luz. Lucas 8:16.
Ahora. El poder compartir los principios que DIOS nos enseña a través de su palabra, nos llevará aprender y desarrollar cada vez más sus sabiduria, que llenarán de amor nuestra vida y así seremos una lámpara encendida en todo momento, para reflejar una vida de principios y valores, con los cuales compartiremos con el prójimo con amor.
Por esto te recomiendo, comparte cada mensaje que recibes de estas reflexiones, y verás que tus bendiciones se reproducen.
ORACIÓN .
Señor. Hoy decido a no quedarme quieto y callado, para compartir tu palabra y tu verdad, que es la luz que alumbrar mi camino y el de muchos. Sabiendo que podemos desarrollar el don de dar con generosidad con alegría al necesitado. Amén.