¿CUANDO RECORDARÁS LOS BELLOS DÍAS?

Cuantas veces nos perdemos de disfrutar de mejores momentos con los que amamos, por correr de prisa en la vida. Recuerda que los tuyos merecen mejor tiempo y sobre todo de calidad.

⁃ ¿Cuantas veces pasa relacionándote con los tuyos?

Quizás muchos me responden todos los días, hablo con mi mujer, con mis hijos, amigos etc. – ¿ Pero yo te digo cuanto tiempo de calidad inviertes en ellos?.

Este es uno de los grandes problemas de el mundo en que estamos viviendo. Hoy en día de muchos hogares se destruyen por no dedicar tiempo de calidad, esto empieza a decaer, porque siempre están la prisa con el tiempo y no ver a su alrededor a quienes verdaderamente amamos; ellos pretenden que tú puedas compartir más tiempo y sobre todo de calidad. En conclusion los mejores momentos son aquellos que se recuerdan con alegría y sobre todo cuando se comparten con los seres que amas.

Entonces llegué a la conclusión de que no hay nada mejor que disfrutar de la comida y la bebida, y encontrar satisfacción en el trabajo. Luego me di cuenta de que esos placeres provienen de la mano de Dios. Pues, ¿quién puede comer o disfrutar de algo separado de él?. Eclesiastés 2:24-25

La vida pasa muy rápido y por no poner atención a quienes nos aman, dejando pasar bellos momentos con ellos, que después de no poder haberlos hecho nos arrepentimos. Hay quienes abandonan a los suyos y se la pasan ocupados en los ajetreos de una vida intensa . En ocaciones no tienen ni tiempo para ellos mismos. Son personas de poco interés personal y mas interés material. Por esto medita en esta enseñanza y recuerda que los tuyos te necesitan con tiempo de calidad.

En algún hogar del mundo, esa mañana, como todos los días, se escuchaban los gritos alterados de un hombre regañando a su hijo: -Levántate pronto, lávate la cara, los dientes, péinate, ponte la camisa…. Pero apúrate, tienes que ir a clases. Sabes qué?… Ya no hay tiempo para que desayunes, en el camino tomarás tu jugo, pero no lo vayas a tirar.. Qué te dije, tonto? Ya te manchaste la camisa. Me tienes harto, nunca aprendiste a hacer bien las cosas. *El chiquillo guardaba silencio, sabía que le podía ir peor. Estaba tan atemorizado que ni siquiera podía decirle “papá”.* En la escuela, constantemente era reprendido por su maestra porque se distraía. Siempre pensando por qué no podía ser feliz como los demás niños. Esa tarde al regresar a casa, sin saber por qué, se atrevió a romper el silencio y dijo: -Hoy me preguntó la maestra en qué trabajas y no supe qué responder. Yo entreno perros, dijo el hombre. -Y para qué los entrenas? dijo el niño. -Los enseño a ser obedientes, a sentarse, a echarse, a quedarse quietos, a brincar obstáculos, a no hacer destrozos, cuidar la casa, cuidar y proteger a los niños, los entreno para trabajar en la policía, en los bomberos, los entreno para rescatar personas, para salvar vidas localizando explosivos y muchas cosas más……. Ah! también los entreno para ayudar a caminar a las personas ciegas!. Con mucho interés seguía preguntando: -Y les pagan a los perros por hacer todo eso?. Claro que no, dijo él. A cambio reciben mucho amor, atención y cuidados de parte de sus dueños o de quienes trabajan con ellos. – Y cómo logras entrenarlos. *-Es muy sencillo, dijo. Solamente les pongo una cadenita, los llevo a pasear, camino y platico con ellos y poco a poco les voy enseñando. Cuando no hacen bien los ejercicios los corrigo firmemente pero sin lastimarlos, después los acaricio para que sientan que no estoy enojado con ellos! Pero se necesita mucha paciencia!. El pequeño, muy emocionado, quería salir corriendo y platicarle a sus amiguitos lo que acababa de escuchar, pero de pronto….con ese gesto infantil, característico y natural que hacen los niños cuando sienten que van a brotar sus lágrimas, levantó su carita inocente y dijo………… -Ponme la cadenita!. Yo también quiero salir a pasear y platicar contigo, quiero aprender muchas cosas de ti, quiero que me corrijas si lo hago mal y después me acaricies para sentir que no estás enojado conmigo! . A cambio yo seré un niño obediente, no te haré enojar más, no haré destrozos, cuidaré la casa, aprendere a cuidar a las personas, a salvar vidas……… Ah! y si un día tú quedaras ciego, yo te ayudaré a caminar! . ¡Por favor, ponme la cadenita, solo tenme paciencia!. El hombre aquel, estalló en un sollozo profundo que le desgarró el pecho. Y al abrazar a su hijo, sintió que de su corazón salía una cadenita que rápidamente se enlazaba con el corazón de su hijo. ¡Era una cadenita con muchos eslabones de amor, de calor humano, de comprensión y mucha paciencia!. El niño sonrió, se acurrucó en su pecho y dijo: ¡Gracias, Papá!

Que todo lo amable, gentil, tolerantes, cariñosos, cuidadosos que podemos ser, lo seamos con los nuestros, hijos, esposo (a) padres, nietos, hermanos, familia y todos los amigos que nos rodean y podamos reflejar así el amor de Cristo en donde nos movamos.

Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. (1 Juan 4:7).

Ahora que importante es poder pasar tiempo de calidad con Papá Dios. Y es poder tomar de un descanso espiritual , estudiando Su Palabra, compartiéndola con otros, visitando a un necesitado o calmándole el hambre a un pobre. Estos tiempos de calidad traen regocijo a nuestra alma, con el cual podemos alabar a Dios con alegría y sentir la felicidad interior con en el cual nuestro espíritu se regocija .

Sin embargo, Dios lo hizo todo hermoso para el momento apropiado. Él sembró la eternidad en el corazón humano, pero aun así el ser humano no puede comprender todo el alcance de lo que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin. Eclesiastés 3:11

Saber amar es poder dar tiempo de calidad con quienes nos relacionamos y sobre todo para con Dios. Recordar es vivir y vivir es pasar con los suyos los mejores momentos de tu vida. La mejor calidad de vida es recordar siempre de los bellos momentos que compartimos en familia.

ORACIÓN

Señor. Ayúdame a amar como tu me amas, y poder tomar el tiempo de calidad con los que me aman, para poderlos disfrutar como se merecen. Amén.

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