La fidelidad es la base de conservar a un buen amigo, ella va de la mano con la integridad y es respecto. Más sobre todo se destaca el valor que se tiene para mantenerla con trasparencia.
Había una vez dos escarabajos que vivían en una isla y eran muy amigos. El problema era que la isla era demasiado pequeña y les resultaba muy difícil encontrar comida. El único alimento que podían llevarse al a boca eran los excrementos de un toro que solía pastar cerca de su hogar, pero aun así no era suficiente y siempre se quedaban con hambre.
Una mañana, uno de los escarabajos tuvo una gran idea.
– Amigo mío, no podemos seguir en esta situación. Me estoy planteando seriamente abandonar la isla para ir a tierra firme en busca de comida.
– ¡Uy, eso es muy arriesgado! Tendrás que volar sobre el mar y podrías morir en el intento ¿Crees que merece la pena que pongas en juego tu vida?
– Sí, será un viaje complicado pero debo intentarlo. Tú te quedarás aquí y podrás comerte todos los excrementos del toro mientras yo investigo la zona ¡Te prometo que si encuentro mucha comida volveré cargado para que tú también te des un buen festín!
– Está bien, pero ten mucho cuidado y no tardes en regresar ¡Te esperaré impaciente!
Se dieron un abrazo y el valiente escarabajo emprendió el vuelo. Aunque sus dobles alas eran muy pequeñas tuvo la suerte de tener el viento a favor y tardó menos de lo previsto en llegar al continente.
En cuanto puso las patitas en tierra se sintió en el paraíso. Había decenas de toros pastando bajo el sol y por tanto, cientos de boñigas, grandes, frescas y de lo más apetecibles por todas partes.
– ¡Caray, cuánta comida! ¡Con todo esto se podría alimentar a un regimiento!
Empezó a zampar como si no hubiera un mañana y cuando estaba a punto de reventar, se dejó caer sobre la hierba fresca con la panza hacia arriba.
Recorrió la zona y eligió un lugar seguro para construir su nueva casita. Estaba entusiasmado y absolutamente feliz de poder disfrutar de la nueva y fantástica oportunidad que le ofrecía la vida. Tan bien se sentía que ni se acordó de que su buen amigo le esperaba en el islote.
Durante mucho tiempo gozó de largas siestas en el campo, del olor de las flores y de tremendas comilonas a base de boñigas. Fueron transcurriendo los días, las semanas, los meses, y llegó el aburrido invierno. El frío y la lluvia le produjeron una gran nostalgia y de repente, se acordó de su viejo amigo.
– ¿Qué estará haciendo? Hace tanto que no le veo… ¡Creo va siendo hora de que le haga una visita!
Eran los primeros días de la primavera cuando el escarabajo emprendió el regreso. Tras varias horas surcando el aire casi a ras de mar, aterrizó en la isla y se fue en busca de su compañero de fatigas. Enseguida lo encontró, bastante más flaco de lo normal, rastreando el terreno en busca de algo para almorzar.
– ¡Hola amigo mío, ya estoy de vuelta!
– ¡Vaya, por fin has regresado! Veo que tu viaje ha sido un éxito pero…
– ¿Pero qué?
– Pues que acordamos en que yo me quedaría aquí aguardando a que tú trajeras comida para los dos y llevo medio año solito esperándote como un tonto ¡Has preferido quedarte en tierras lejanas viviendo como un rey a mi amistad!
El escarabajo viajero se había comportado mal y había faltado a su palabra. Para justificarse dijo lo primero que se le ocurrió:
– ¡La culpa no es mía! Allí había mucha comida y toda buenísima, pero no tenía manera de traértela ¿Cómo podría venir yo tan cargado?
El escarabajo de la isla se puso aún más triste porque se dio cuenta de que su amigo no era un amigo de verdad.
– Es cierto que volar con un montón de alimentos a la espalda es complicado, pero al menos podías haberme traído un poco para probar. Además, si fueras un buen amigo, no habrías tardado tantos meses en volver a mi lado. Claramente ¡me dejaste tirado!
Y sin decir nada más, se alejó dejando sin palabras a su orondo compañero.
Desde ese momento se rompió la amistad entre los dos, cada uno se fue por su lado y nunca más volvieron a encontrarse.
La amistad es uno de los regalos más bonitos que podemos dar y recibir. Dios nos creó para relacionarnos, no para estar solos y apartados de los demás, algo que es evidente desde Génesis. Durante la creación Dios declaró todo lo que hizo como bueno y se mostró satisfecho con el resultado. Pero cuando creó al hombre se dio cuenta de que hacía falta algo más.
El perfume y el incienso alegran el corazón; la dulzura de la amistad fortalece el ánimo. (Proverbios 27:9)
Un amigo es alguien especial con acceso a áreas de nuestra vida a las que no dejamos entrar a todo el mundo. Sus actitudes nos influyen y a veces terminamos adoptando rasgos de conducta que vemos en ellos. Por eso necesitamos ser sabios al escoger con quién salir y a quién dejar entrar en nuestro mundo. Debemos orar y pedir a Dios que dirija nuestros pasos, que nos guíe hacia gente que comparta nuestro amor por él y nuestro deseo de agradarle.
A veces los amigos tienen que decir verdades dolorosas, pero el simple hecho de que se atrevan a decirlas y las digan con amor muestra que valoran mucho a la otra persona. Un verdadero amigo nos advierte cuando tomamos una decisión equivocada o cuando nuestra actitud no es positiva. Nos da consejos y nos ayuda a dar lo mejor de nosotros en cada situación.
Podemos encontrar buenos amigos y aprender mucho con gente de otra generación, la amistad no debe limitarse a los que tienen nuestra edad. Los mejores amigos son los que prueban su lealtad con el pasar de los años, los que muestran que puedes contar con ellos en todo momento. Esta clase de amigo puede llegar a ser más valioso que nuestra propia familia.
Un buen amigo te apoyará en los buenos y en los malos momentos. Si en una época difícil para ti no te ofrece su compañía y su cariño, quizá no sea un amigo de verdad.
No hay un amor más grande que el dar la vida por los amigos. (Juan 15:15).
!! La integridad, la transparencia y la honestidad, son las bases de una buena lealtad de amistad!!.
ORACIÓN .
Señor. Ayúdame a conservar los amigos, demostrando lealtad y respecto por ellos, ya que una buena amistad se conserva. Amén.